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lunes, 26 de abril de 2010

POESÍA


JOSÉ EMILIO PACHECO

El poeta mexicano José Emilio Pacheco, que recogió este viernes el Premio Cervantes de manos del Rey, hizo una emocionada defensa del gremio de los escritores, "miembros de una orden mendicante" que no reciben, como le pasó a Cervantes, el merecido reconocimiento por su obra."No hay en la literatura española una vida más llena de humillaciones y fracasos" que la del autor del Quijote, subrayó Pacheco, que hubiera deseado poder dar este premio a quien le da nombre. "Me gustaría que el premio Cervantes hubiera sido para Cervantes. Cómo hubiera aliviado sus últimos años el recibirlo. Se sabe que el inmenso éxito de su libro en poco o nada remedió su penuria", afirmó el autor de Tarde o temprano."Cuánto nos duele verlo o ver a su rival Lope de Vega humillándose ante los duques, condes y marqueses. La situación sólo ha cambiado de nombres. Casi todos los escritores somos, a querer o no, miembros de una orden mendicante. No es culpa de nuestra vileza esencial sino de un acontecimiento ya bimilenario que tiene a agudizarse en la era electrónica", aseguró Pacheco.

Contraelegía

Mi único tema es lo que ya no está

Y mi obsesión se llama lo perdido

Mi punzante estribillo es nunca más

Y sin embargo amo este cambio perpetuo

este variar segundo tras segundo

porque sin él lo que llamamos vida

sería de piedra.

El reposo del fuego

Pero el agua recorre los cristales

musgosarnente :

ignora que se altera,

lejos del sueño, todo lo existente.

Y el reposo del fuego es tomar forma

con su pleno poder de transformarse.

fuego del aire y soledad del fuego.

al incendiar el aire que es de fuego.

Fuego es el mundo que se extingue y prende

para durar (fue siempre) eternamente.

Las cosas hoy dispersas se reúnen

y las que están más próximas se alejan:

Soy y no soy aquel que te ha esperado

en el parque desierto una mañana

junto al río irrepetible en donde entraba

(y no lo hará jamás, nunca dos veces)

la luz de octubre rota en la espesura.

Y fue el olor del mar: una paloma,

como un arco de sal,ardió en el aire.

No estabas, no estaráspero el oleaje

de una espuma remota confluía

sobre mis actos y entre mis palabras

(únicas nunca ajenas, nunca mías):

El mar que es agua pura ante los peces

jamás ha de saciar la sed humana.

Gota de lluvia
Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.
Toda la noche estaba en esa humedad sombría
que de repente
iluminó la luna.

Alta Traición

No amo mi patria.

Su fulgor abstractoes inasible.

Pero aunque suene maldaría la vida

por diez lugares suyos,

cierta gente,

puertos, bosques de pinos,

fortalezas,

una ciudad deshecha,

gris, monstruosa,

varias figuras de su historia,

montañas

y tres o cuatro ríos.


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