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miércoles, 21 de diciembre de 2011

EL PUENTE DE SAN LUIS REY

Thornton Wilder
Escritor estadounidense, cuyas obras de teatro y novelas, por lo general basadas en mitos y alegorías, han llegado a un público muy amplio a través de distintas versiones.
Nacido el 17 de abril de 1897, en Madison (Wisconsin), estudió arqueología en la Universidad de Yale. Ejerciendo ya como profesor, alcanzó el éxito tanto con sus novelas como con sus obras teatrales. En su interesantísima novela El puente de San Luis Rey (1927), ganadora en 1928 del Premio Pulitzer de Narrativa, entremezcla las vidas de un disparatado grupo de viajeros en el Perú colonial, vidas que sólo tienen un punto en común, el accidente en el que mueren.
 El argumento de El puente de San Luis Rey es relativamente sencillo. Un puente cae y cinco viajeros mueren en el accidente. Pero hay alguien que ha visto todo eso -y no se trata de cualquier persona. Es el obsesivo hermano Junípero (nombre tomado de Junípero Serra, hermano franciscano que evangelizó la zona de California) quien buscará investigar por qué justamente aquellas cinco personas son “elegidas” por Dios para una muerte tan brutal. Aquel hecho -un Acto de Dios- es, pues, el acontecimiento preciso que Junípero necesitaba para llevar adelante una empresa demasiado complicada: comprender la voluntad divina.
Junípero recorre calles y plazas de Lima, entrevista gente, hurga en archivos para analizar la vida de cada uno de los cinco fallecidos. La teología para él debe unirse con la lógica y con la matemática. Seis años de su vida son dedicados a escribir un libro, una obra inmensa en la que quedarán detalladas las obras buenas y malas de esas cinco personas, una suerte de balance de sus vidas que en la tenaz mente del fraile, debían ejemplificar por qué Dios había actuado de aquella manera inesperada y había tomado aquellas cinco almas consigo.
La Marquesa de Montemayor, aristócrata que empeña su vida en lograr la felicidad de su desdeñosa y desagradecida hija; Pepita, protegida de la Marquesa; Esteban, un joven marcado por la muerte de su hermano; el tío Pío, un viejo payaso que se encargó de educar a la altiva Perricholi; Jaime, un niño enfermizo, nada menos que hijo de doña Camila Villegas, la misma Perricholi. Aquellos son los cinco infelices llamados por Dios un 20 de julio de 1714. Sus vidas disímiles se cuentan por fragmentos, en apenas tres relatos ubicados en la Lima cortesana, a los que se suman otros dos relatos a manera de introducción y cierre de esta novela breve –los nombres de estas partes son además muestra del rigor de Wilder para encontrar frases redondas: “Quizás un accidente”, “Pero El puente de San Luis Rey es notable por algo que queda además oculto tras la vida de los personajes y de la obstinada y fatal aventura del hermano Junípero. Wilder demuestra con una prosa breve, directa y elegante, que en los vaivenes vitales de cada una de aquellas cinco personas –y de las otras que aparecen y que les sobreviven culposamente como la Perricholi, Clara, la hija de la Marquesa, la Madre Superiora donde se criaron Pepita y Esteban, así como el Capitán de la guardia que en cierto modo rescata a ese deprimido joven –se encuentra aquel verdadero e incomprensible acto de Dios que es este mundo. Privilegio para el Perú y para los peruanos personajes de este relato, servir de muestra que nuestros destinos y la vida misma permanecen siempre, irremediablemente, sin respuesta. Alejandro Neyra http://www.elhablador.com/blog/2010/03/08/vagamente-muchos-peruanos/ "Hay una tierra de los vivos y una tierra de los muertos, y el puente que los une es el amor, lo único que sobrevive, lo único que tiene sentido".

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